Limpieza de la Mycook

Las cuchillas de la Mycook es el único accesorio que no se puede lavar en lavavajillas. Para la limpieza diaria habitual suele bastar con el "autolimpiado". Pero de vez en cuando, habrá que desmontar las cuchillas y fregarlas por separado, quitándoles incluso la goma de su base (¡no olvidar luego recolocarla!). De acuerdo con las recomendaciones del fabricante, hay que limpiarlas con ciertas precauciones: Lo que pone en el librillo de instrucciones no es que no se puedan mojar, sino que hay que evitar que les entre agua desde la base (así que tampoco hay que sumergirlas ni meterlas en el lavavajillas). Se trata de que el chorro de agua no incida en la parte de abajo, pero mojar es inevitable que se mojen. Hay quien, por ignorancia o por accidente, las ha sumergido y al parecer no ha pasado nada. Pero que resistan el chapuzón no quiere decir que se pueda bucear con ellas, así que, por si acaso, un poquito de cuidado. Está claro que aún sumergiéndolas han resistido, pero no hay que tentar a la suerte. No siempre es necesario desmontar la jarra para limpiarla. La mayoría de las veces es suficiente con un "autolimpiado": Una vez vacía y sin mariposa, se enjuaga un poco con agua el interior de la jarra, para que arrastre los mayores residuos. Se llena con agua templada o caliente hasta más arriba de las cuchillas (por lo menos la mitad de la jarra) y se añade un chorrito de lavavajillas (Fairy, Mistol o el que uséis normalmente para fregar a mano). Se coloca en posición y se tapa (con tapón). Se programa 30 sg vel 7. Se vacía la jarra y se le da unos pases de cepillo por las cuchillas y un poco con el estropajo por el borde. Se aclara y se deja secar boca abajo. La tapa se friega con ayuda de un cepillo de mango largo (los venden en Ikea y en los "chinos") y se aclara. Si este procedimiento no bastase (porque algo se ha quedado requemado o pegado), se puede recurrir a frotar con un estropajo de acero inoxidable (nanas). Si vemos que va a costar, lo mejor es dejar la jarra llena de agua con lavavajillas para que se ablande. Si el requemado es de los que hacen época, lo mejor es desmontar la jarra y, sin cuchillas, meterla en una ensaladera con suficiente fondo para que al llenarla quede cubierta la zona quemada. Además del agua y un poco de lavavajillas, echamos un buen chorro de lejía y dejamos una hora o dos. Luego, con las nanas, sale casi solo. A veces la parte inferior de la jarra, por fuera, se queda un poco oscurecida o tostada a fuerza de cocinar. Si queréis dejarla otra vez como nueva, desmontadla y usad un limpiador de acero inoxidable o de vitrocerámica. Aclarad y dejad secar. Cuando se necesita tener la jarra muy seca, por ejemplo para hacer azúcar glas, y la acabamos de utilizar y limpiar, resulta útil poner a funcionar el vaso vacío en velocidad turbo . El agua que quedaba en las cuchillas será proyectada hacia los lados del vaso. Luego hay que secarlo con un paño y repetir la operación si es necesario.